#11 "- Papá, si dices que me quieres tanto, ¿por qué me has hecho nacer en esta chabola de chapa y plástico, entre suciedad, basura, ratas y cucarachas, sin alimentos, sin agua, sin ropa, sin luz, sin gas, sin medicinas, sin dinero, sin futuro, sin nada?
- Hijo, porque la pobreza que sufres no es culpa mía, es culpa del capitalismo, de la monarquía y de los demás ciudadanos. Yo solo te he entregado a ellos. Si te tiro a las ruedas de un tren en marcha, ¿seré culpable de tu muerte? No; el culpable será el tren. Además, ¿qué mas da que yo no pueda darte ningún futuro si al menos tengo la esperanza de brindártelo? Además, tener hijos es un derecho fundamental y una expresión natural del deseo humano de formar una familia. ¿Qué coño, pues, me importa a mí la pobreza que tengas que sufrir tú? No te preocupes, que mañana enfocaré mis esfuerzos en hacer que el gobierno implemente políticas y reformas que mejoren las condiciones económicas y sociales. Ya verás como mañana no pasas nada de hambre. Además, considera que esto es un pacto intergeneracional, entre tú y yo: yo te hago nacer en la miseria para que me pagues las pensiones, y tú me las tienes que pagar por cojones."
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#2 La afirmación de que los jóvenes desean perpetuar la pobreza y la precariedad al tener hijos y defender el sistema actual simplifica en exceso una realidad compleja y multifacética. A continuación se presentan algunos puntos para cuestionar este argumento:
Deseo de una vida mejor: La mayoría de los jóvenes no desean perpetuar la pobreza o la precariedad. Más bien, buscan mejorar sus condiciones de vida y las de sus futuras generaciones. El deseo de tener hijos no se basa en una aceptación de la pobreza, sino en la esperanza de brindarles un futuro mejor y en el valor intrínseco de la familia en la vida humana.
Limitaciones estructurales y opciones: Los jóvenes a menudo se enfrentan a limitaciones estructurales que dificultan mejorar sus condiciones. Estas incluyen la falta de oportunidades laborales de calidad, la precariedad en el empleo, el acceso limitado a la educación superior y a servicios básicos. Culpar a los individuos por problemas sistémicos ignora estas barreras y sugiere una responsabilidad injusta.
Derecho a la familia: Tener hijos es un derecho fundamental y una expresión natural del deseo humano de formar una familia. Sugerir que los jóvenes no deberían tener hijos debido a las condiciones económicas actuales es una solución simplista que no aborda las causas subyacentes de la pobreza y la precariedad.
Políticas y reformas necesarias: En lugar de culpar a los jóvenes por perpetuar la pobreza al tener hijos, es esencial enfocar los esfuerzos en implementar políticas y reformas que mejoren las condiciones económicas y sociales. Esto incluye la creación de empleos dignos, el fortalecimiento de la educación y la formación profesional, y la mejora del acceso a servicios básicos.
Cambio sistémico: Criticar a los jóvenes por participar en el sistema actual, sin ofrecer alternativas viables, es una visión reduccionista. El verdadero cambio requiere una revisión profunda de las estructuras económicas y políticas, y no simplemente la abstención de tener hijos.
Solidaridad intergeneracional: Las pensiones y otros sistemas de seguridad social reflejan un pacto intergeneracional que beneficia tanto a los jóvenes como a los mayores. En lugar de ver esto como una perpetuación de la pobreza, puede ser visto como un mecanismo de apoyo y solidaridad que asegura que las personas mayores tengan una vida digna.
En conclusión, es injusto y simplista culpar a los jóvenes por las condiciones en las que viven y por sus decisiones de formar una familia. En lugar de ello, es necesario enfocar los esfuerzos en cambiar las estructuras que perpetúan la pobreza y la precariedad, promoviendo políticas que mejoren las oportunidades y condiciones de vida para todos.