@baronluigiJesulisto@EDD88
A ver, esto es algo que cada persona lo lleva de una forma. Es más, hay días en que lo llevas mejor y otros peor, depende mucho de la mascarilla que te pongan, de la máquina... A mí en lo que más me perjudica es en que la mascarilla me irrita mucho la piel, he probado muchas diferentes y, la que mejor me iba, se me rompió y ya no la dan. Con la que estoy ahora duermo "bien" pero tengo el problema de la piel, tengo que andar echándome cremas reparadoras e incluso en algún momento, me pongo un corrector de los de maquillaje de mi mujer porque se me ve rojísima la zona que rodea la nariz.
Lo otro en lo que me perjudica es en que cada dos por tres estoy con faringitis, la máquina me seca muchísimo la garganta, tengo el depósito para el agua destilada, pero no siempre me acuerdo de rellenarlo, y en invierno, que te entre el aire frío de la manera que entra, hace que sea normal que se me irrite la garganta.
Los primeros días, semanas o incluso meses, puede que te desesperes un poco por dormir con el tubo y la mascarilla, pero te acabas acostumbrando.
Si no estás cómodo con la mascarilla, pide otra, y así hasta que des con la mejor te sientas.
#1 Es más, es que si lo piensas realmente lo sorprendente es que alguien quiera tenerlos.
Hay que trabajar mucho, porque sino no cobras suficiente para tener una vida digna, y eso cuesta horas, esfuerzo físico y mental.
Hay que descansar, porque sino no rindes, y eso cuesta tiempo.
Hay que despejar la mente para seguir trabajando.
Y aún a pesar de todo eso, no se consigue conjugar un proyecto de vida viable que te dé seguridad, ya que el trabajo es poco y precario, ¿y la vivienda? Los únicos menores de 30 que podemos más o menos plantear una vivienda en propiedad son estos que no vivimos en una núcleo poblacional demasiado grande.